Las entidades bancarias tienen por sistema revisar las hipotecas cada cierto tiempo con el objetivo de actualizar su precio. Concretamente, lo que hacen es actualizar el valor del índice de referencia al que está sujeto la hipoteca. De este modo, ajustan el valor de la misma teniendo en cuenta los factores que influyen en su precio.
Cabe señalar, que el interés de una hipoteca variable, que es la susceptible de ser revisable, está compuesto por dos partes. Por un lado, el índice de referencia, que en la mayoría de los casos es el euríbor, y por otro el diferencial. Esto quiere decir, que la cuota que el hipotecado paga cada mes, varía dependiendo de la evolución de esa referencia.
Lo habitual es que los bancos tengan establecido un calendario para que tu hipoteca se revise una vez al año. Sin embargo, hay entidades que esta gestión la programan cada seis meses. En cualquier caso, es importante que antes de firmar un contrato de este tipo, nos fijemos en si consta esta información importante.
En definitiva, a la hora de revisar tu hipoteca, el banco recoge el último valor del euríbor publicado por el Banco de España y le suma el diferencia. Pero no es el único factor a tener en cuenta. La cuota final a pagar, tendrá en cuenta también premisas como el dinero que falta por devolver y años que quedan para la amortización del préstamo.
La importancia del euríbor para tu hipoteca
El valor del euríbor es un dato fundamental a tener en cuenta a la hora de constituir un préstamo hipotecario. Pues debes saber, que el precio de tu cuota mensual será más o menos elevado dependiendo de la fluctuación de este. Es decir, si el euríbor sube, la mensualidad de tu hipoteca también lo hará. El dato preocupante es que desde 2022, este factor ha subido hasta cifras históricas.
Tirando de datos, se ha reflejado el euríbor a finales de marzo en el 3,6 por ciento. Un porcentaje que no se veía desde noviembre de 2008. Esto es una muestra más de que en los últimos años, este factor no ha hecho más que crecer. El problemas es que el cambio constante, afecta directamente en el precio de la hipoteca de muchas familias y por tanto, de su economía familiar. Con este panorama, son muchas la personas que se plantean renegociar la hipoteca.
Renegociar los términos del contrato
A la hora de renegociar una hipoteca, el cliente tiene fundamentalmente dos posibilidades: la novación o la subrogación. En el primero de los casos, cuando hablamos de novación hipotecaria, nos referimos a una negociación con el banco. Concretamente, supone la modificación de las condiciones del préstamo tras negociar de forma directa con la entidad bancaria.
En este caso, las opciones de cambio son numerosas. El nuevo acuerdo puede incluir entre otras cosas: la modificación del interés, ampliación del capital solicitado, ampliación del plazo de amortización, eliminación de comisiones o supresión de cláusulas abusivas. Es importante además, solicitar un plazo de carencia de la hipoteca si el cliente se encuentra ante una situación puntual de falta de liquidez.
En cuanto a la subrogación hipotecaria, se trata de la sustitución en un préstamo hipotecario del deudor o del acreedor, según el caso concreto. ¿Qué significa? Pues que se puede negociar un cambio a otro banco o sustituir al titular de la hipoteca por otra persona que se convertirá en el deudor del préstamo.