Discernir en vida lo que queremos que ocurra con nuestra herencia cuando ya no estemos, no es un tema fácil de plantear. Palabras como bienes, obligaciones o testamento, suelen crear cierto rechazo para aquel que se lo plantea. Y es que tener que situarse en un escenario en el que faltes tú o un familiar, no es para nada fácil.
Quizás tratarlo un modo más natural y por tanto, buscando la eficiencia, sería lo más correcto. Pues de este modo, podría arreglarse de tal forma, que luego no sea un problema para los familiares. También existe la posibilidad de que alguien decida no hacer nada. No hay problema. La ley dispone de los mecanismos suficientes para realizar este reparto llegado el momento.
No obstante, si queremos ser quienes controlemos lo que ocurrirá con nuestra herencia en el futuro, lo mejor es realizar un testamento. De este modo, tendremos la oportunidad de meditar qué queremos que ocurra con nuestros bienes y quienes queremos que sean los herederos. Eso sí, siempre respetando las limitaciones que la ley tiene establecidas.
Existe una tercera vía también factible aunque quizás, menos conocida: repartir la herencia en vida. Esto es posible mediante la donación. De esta forma, una persona puede donar un bien a otra. El Código Civil define la Donación como un acto de liberalidad por el cual una persona dispone gratuitamente de una cosa en favor de otra, que la acepta.
Testamento o donación
Entonces, ¿Es mejor repartir los bienes en vida o mediante testamento? La respuesta no es fácil, pues deben tenerse en cuenta componentes tanto personales como económicos. Sin embargo, merece la pena meditarlo y sopesar, para así, hacerlo de la mejor manera. En cualquier caso, puede ser de gran ayuda acudir a un experto en la materia. No obstante, veamos los beneficios de cada opción.
Sin duda, lo mejor de repartir la herencia en vida, es la satisfacción que puede producir ver a los hijos haciendo uso de esos bienes. Compartir esa felicidad con tus seres queridos puede compensar todo lo demás. Lógicamente, de otro modo, esto es imposible. Por lo que si nos decantamos por la parte más emocional, donar en vida es una gran opción.
No obstante, este reparto en vida puede causar fricciones entre los herederos o en este caso, donatarios, por no estar de acuerdo con la partición realizada. Entonces, podemos crear un problema innecesario que de otra forma, simplemente deben acatar. En este caso, lo ideal es dejar la herencia a través de disposiciones testamentarias, es decir, realizar un testamento. De este modo, llegado el momento, cada heredero no tendrá más opción que asumir su papel.
Repartir la herencia en vida
La donación es quizás una de las opciones más desconocidas. Por este motivo, es interesante conocer más acerca de ella. Más allá del componente personal anteriormente descrito, es importante llevar a cabo un estudio del coste económico que esta operación supone. Algunas Comunidades Autónomas tienen bonificado el Impuesto de Donaciones al 99 por ciento. En estos casos, realizar donaciones a los hijos es relativamente económico. En otras en cambio, el coste es bastante importante.
Aunque nos encontremos en una Comunidad Autónoma donde el Impuesto de Donaciones está bonificado, antes de decidirnos por esta opción, hay que tener en cuenta el coste de otros impuestos. Además, hay que valorar el incremento de patrimonio en la Declaración de la Renta que tiene que realizar la persona que recibe la donación.
Y es que dependiendo del valor de adquisición de los bienes que vamos a donar y del valor fiscal que se le pongan en la donación, puede suponer un coste económico importante, como incremento de patrimonio en la relación en la Declaración de la Renta de los donantes. Por lo que en este caso, más que por el coste del Impuesto en sí, la decisión final dependerá del incremento de patrimonio y el coste que suponga para los donantes las operaciones necesarias.